Algo tan simple y tradicional, y tan barato, como celebrar la noche más corta del año alrededor de un fuego no puede traer tantos problemas
En algunos barrios hubo rebelión de la gente y unos buenos leños ardieron por su cuenta en combustión espontánea
Mientras en algunos barrios la vecinería disfrutó de lo lindo con las hogueras de San Juan, echando al fuego los malos rollos del año, en otros tuvieron que conformarse viendo los resplandores a lo lejos o, como mucho, quemándolos en infiernillos de butano, como en el Barrio Jesús. Once hogueras han tenido que suspenderse este año por los 300 euracos de fianza que había que apoquinar al Ayuntamiento, además de seguros, etc., y por las diversas trabas burocráticas, que cada día inventan nuevas.
Las Asociaciones y la FABZ ya han señalado (VER) que esto no puede volver a suceder: la normativa tiene que estar clara para todos, en cada barrio habría que habilitar los espacios adecuados, y las Juntas de Distrito deberían centralizar los trámites y facilitar –no obstaculizar- que ninguno se quede sin su hoguera. Algo tan simple y tradicional, y tan barato, como celebrar la noche más corta del año alrededor de un fuego no puede traer tantos problemas.
En algunos barrios hubo rebelión de la gente y unos buenos leños ardieron por su cuenta en combustión espontánea y rebelde, como en el Gancho y en la Madalena. En otros se dieron situaciones francamente surrealistas: en el Barrio Jesús, tenía que haber sido el viernes, la Asociación Vecinal tuvo que improvisar unas llamas virtuales, pura papiroflexia, y asar las costillas y longanizas al rico butano (ver fotos). Pero lo más inri fue que aparecieron los bomberos, pues les habían dicho que la hoguera estaba permitida, y efectivamente no le vieron ningún problema a haberla prendido donde estaba previsto. Fue lamentable porque, faltando el aliciente de las brasas la gente se retrajo y se guardó las costillas para las hogueras del Arrabal, el sábado, o La Jota, el domingo. Pero nadie puede con las ganas de fiesta de la gente. A pesar de todo, asáronse más de 8 kilos de viandas, las dulzainas y los tamboriles animaron a todos, y la magia de la noche de San Juan tampoco faltó en el Barrio Jesús.
En La Paz hubo que nombrar al Druida del año en seco, ¿y qué es un druida sin hoguera? La gente también se retrajo, pero aun con la tortilla en el taper, muchas familias y grupos de jóvenes se desparramaron por el parque a cenar y contemplar la luna de San Juan. Menos mal también que al Druida del año no le faltaron lenguas de fuego y ardientes palabras –VER discurso– para celebrar la noche. Pero tuvieron que conformarse con una queimada con la que simular el infierno al que arrojar las maldades pasadas y en particular a la burocracia que les había prohibido la hoguera.
Como manda la tradición y –repetimos- cumpliendo múltiples trámites, permisos, seguros, fianzas, legislación vigente, código civil, penal, canónico y de justicia militar, bomberos y administración de hogueras, leyes internacionales y Tribunal de La Haya, fueron una fiesta las hogueras del Arrabal, La Jota y San Gregorio. En la primera, más de mil personas disfrutaron en el parque del Tío Jorge con un completo programa de circo, fuego, malabares y el concierto del grupo Uberfunk para bailar mientras se hacían las brasas. Luego, aprovecharon para arrojar a las llamas las reivindicaciones y proyectos no realizados en el barrio y que el fuego purificador los convierta en realidad lo más pronto posible (VER listado).
Por su parte, en el barrio de La Jota, celebraron la noche más corta desde por la mañana con diversos actos, exposiciones, concierto de bandas, (VER) y también la plaza de la Albada se abarrotó de gente, de risas y músicas, se leyó un manifiesto y se arrojó al fuego simbólicamente a la violencia machista. Y también con todos los permisos, venias y bulas, en San Gregorio encendieron su hoguera y con no menor alegría y buena vecindad se lo pasaron la mar de bien.
Y en fin, como decíamos y como corresponde a tal noche, mágico fue de ver cómo en la Madalena, que celebraba su Semana Cultura, y en el Gancho, que celebraban sus Fiestas Populares, a pesar de las prohibiciones municipales y al margen de la organización, las hogueras se prendieron por combustión espontánea y al fuego fueron a parar normativas, permisos y legislaciones (y los funcionarios del servicio municipal de Dominio público, si hubieran pasado por allí).
Como decimos algo tan simple y tradicional, y tan barato, como celebrar la noche más corta del año alrededor de un fuego no puede traer tantos problemas.
Llamas de papel y chorizos al butano en el el Barrio Jesús VER MÁS FOTOS
Al fuego la violencia machista en La Jota VER MÁS FOTOS
Combustión espontánea de la hogueras de la Madalena VER MÁS FOTOS
Más de mil personas disfrutaron la hoguera en el Arrabal VER MÁS
Un druida sin hoguera en La Paz, pero al calor de los compañeros y compañeras VER MÁS