La Comunidad Negra Africana y Afrodescendiente en Zaragoza denuncia en el diario digital ARAINFO el desprecio hacia los más elementales DERECHOS HUMANOS con que son tratados l@s trabajador@s migrantes, en particular estos días de crisis sanitaria en los trabajos del campo. Ni las previsibles consecuencias para la extensión de la pandemia por la falta de condiciones de salubridad e higiene en que tienen que vivir en nuestros pueblos, ha motivado a las administraciones publicas a tomar medida alguna para preservar ni su salud ni la de todos
Habéis llamado mano de obra, han venido personas
COMUNIDAD NEGRA AFRICANA AFRODESCENDIENTE DE ZARAGOZA (CNAA)
21 julio, 2020
Estos son algunos de los titulares que hemos podido leer durante estos días, y que son claro ejemplo del racismo institucional existente en nuestra sociedad: «Arde por tercera vez en menos de una semana un asentamiento chabolista en Huelva» (ABC Andalucía), «Seis migrantes argelinos, en cuarentena, expulsados de un pueblo de Murcia entre los insultos racistas de los vecinos» (Público), «Ataque a los temporeros de Albalate de Cinca: ¡Habéis infectado a la gente!» (elDiario.es), «Sombras y silencio sobre la situación de las mujeres trabajadoras de las fresas en Huelva» (Público), «Las personas solicitantes de asilo no podrán optar al ingreso mínimo vital» (El Salto), «Trabajadoras del hogar pierden a la vez trabajo y alojamiento» (Poder Migrante).
Tanta falta de humanidad y semejante nivel de abandono ante una crisis humanitaria de tales dimensiones parece inimaginable en el llamado “primer mundo”, y cabría pensar que, tras la situación tan excepcional que hemos vivido y que seguimos viviendo, saldríamos todos siendo mejores personas y más empáticos con el de al lado.
No obstante, si eso ha llegado ocurrir, ha excluido totalmente a los colectivos migrantes. Sobre todo, a esa parte de la población migrante que ha estado día a día trabajando vuestras tierras, cuidando vuestros ancianos, limpiando vuestras casas y vuestras oficinas y levantando vuestra economía. Y mientras, tú, sentadx en tu sofá, les insultas con un «si no les gusta España que se vuelvan a su país», «que den gracias porque en su país estarían peor» o el típico «vienen a quitarnos el trabajo». Violentas sus cuerpos y los criminalizas haciendo difusión de las mentiras que algunos políticos dicen sobre los inmigrantes.
Y todo esto a la par que tu Gobierno mira hacia otro lado, sin pudor ni vergüenza, maquillando la realidad de aquellas personas, cerca de 700.000, que están sacando su economía adelante, siendo deshumanizadas, esclavizadas, ninguneadas, como si sus vidas no importasen, como si no fueran seres humanos.
Personas con nombres y apellidos, personas con padres, madres, hermanxs, amigxs… personas con historias y sueños por cumplir, personas con un pasado de resistencia que vienen a luchar en un presente colonial para dejar a sus hijos un futuro mejor. Personas como tú y como yo, pero con una única diferencia: no tienen papeles. Los benditos “papeles”: ese documento que te sella, te marca y te etiqueta como un número en la sociedad, sin el cual no tienes ningún tipo de derechos ni oportunidades.
Si careces de este, estás condenado a ser un despojo para la sociedad occidental, y permite que se te trate como si no fueras nadie. Permite a dicha sociedad esclavizar a las mujeres en campos de fresas y abusar sexualmente de ellas.
Les permite echarte la culpa de sus irresponsabilidades, como que antes de que se decretase el fin del Estado de alarma las terrazas de los bares y restaurantes estaban a rebosar de gente, la gente iba a las discotecas, los espacios de ocio llenos, niñxs jugando en el parque, etc; y, aun así, la culpa de todo siempre es de los inmigrantes. Les permite tirarte a la calle en plena pandemia cuando llevabas años cuidando de sus ancianos, dejándote sin casa y sin trabajo. Les permite excluirte de todo tipo de ingresos, prestaciones, subsidios, e incluso les permite intentar asesinarte.
Porque no les basta con no darte alojamiento, no darte ningún tipo de ingresos o tratarte como un desecho, sino que también les molestas: para ellos tu vida no vale nada, y queman ese lugar digno en el que has construido y has hecho tu casa, no una ni dos veces, sino tres. Pero les está permitido, porque ellos tienen papeles, y no cualquier tipo de papeles, tienen uno que les dice que son ciudadanos orgullosamente españoles, que su vida sí que vale.
Su Gobierno se lo permite mediante leyes capitalistas, racistas y coloniales como la Ley de Extranjería, esa ley que criminaliza y asesina día tras día. Y si vuestras leyes, creadas por vuestros políticos, nos tratan así, no hablemos de la sociedad. Esa sociedad que hace unas semanas se apropiaba del lema “#blacklivesmatter”, aparentando ser solidarixs y conscientes de una lucha generacional, y que hoy, tras el tercer incendio en el que más de cien personas han perdido todas sus pertenencias y su alojamiento, mira hacia otro lado.
¿Por qué?
Porque ese lema que ponían en sus muros de Facebook, Instagram y demás redes sociales no era más que una tendencia de la que apropiarse unos días porque queda bonito. Y sobre todo porque son personas racializadas, personas que no están etiquetadas en su país como «legales», personas que bajo la administración no están selladas con una serie de números. Parte de la sociedad que vota a la extrema derecha tilda a los inmigrantes de ladrones, delincuentes, violentos, violadores, asesinos y un largo etcétera, mientras tienen a una negra o una sudaca, generalmente sin papeles, limpiando su casa.
Otra parte de la sociedad que vota a la izquierda vende su discurso integrador y solidario, diciéndonos que aquí somos todxs bienvenidxs, que no son racistas e incluso se presentan como aliadxs de la lucha antirracista, pero siguen viéndonos como el pobrecito que viene de África, de la incivilización que no sabe nada y al que tenemos que salvar, y siguen fomentando el racismo con su vocabulario y sus actos paternalistas.
Votes a quien votes sigues sosteniendo un sistema racista y colonial porque tus antepasados esclavizaron, violaron, asesinaron a los míos, y ahora tu Gobierno tanto de izquierda como de derecha sigue con ese legado, y a ninguno de ellos les importa un carajo nuestras vidas: siempre van a poner el capital por encima de la vida humana, y tu vida por encima de la mía. Por mucho que lo neguéis esa misma patria blanca y colonialista que defendéis con uñas y diente se encarga cada día de hacerle entender a las personas migrantes racializadas que su vida no vale nada, que por su color de piel jamás tendrá lugar en este mundo, ni aun cuando decís «vete a tu país», ya que en su país se encuentran vuestras multinacionales tratando de destruir cada parte de la tierra que nuestros ancestros trabajaron con sudor, dolor y sangre.
A pesar de esta cruda realidad, también merecen mención aquellos que sí que han recordado la existencia y sufrimiento de estas personas. Gente con gran repercusión mediática, como Paco León, Bad Gyal o Itziar Ituño, utilizaron su plataforma a través de redes sociales para dar volumen a la voz a distintos miembros del movimiento #RegularizaciónYa, cumpliendo el verdadero rol de aliado de dar un paso atrás y dejar que sean los migrantes los que hablen y lideren la lucha.
En directos de Instagram pudimos escuchar a Serigne Mamadou, jornalero de Sevilla, o a Lamine Sarr, miembro del Sindicato Popular de Vendedores Ambulantes. Ese tan necesario movimiento de #RegularizacionYa redactó una PNL (Proposición No de Ley), apoyado por más de 1500 colectivos, por el cual instaba al Gobierno a establecer un procedimiento de regulación permanente para todas las personas que residen en España de manera irregular. Consistiría en aplicar el artículo 127 del Reglamento de Extranjería para conceder permiso de residencia y trabajo a toda persona que lo solicite, una vez resueltos los expedientes de tramitación mediante acreditación de la identidad del solicitante y residencia en España desde el 14/03/2020 (desarrollo y publicación del reglamento de la ley 12/2009 reguladora del derecho de asilo y de protección subsidiaria).
Pedimos al Gobierno que ponga el foco sobre la vida de las personas y como prioridad mediante una #RegularizaciónYa permanente y sin condiciones de todas las personas migrantes y refugiadas en situación administrativa irregular. Porque no es caridad, es justicia social.
Protesta de la Comunidad Negra Africana y Afrodescendiente en Zaragoza el pasado junio. Foto: Rocío Durán (AraInfo)
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