La Asociación Vecinal La Jota pide que se conserve el grafiti de homenaje al movimiento obrero que lleva 30 años en una tapia de la calle Manuel Viola, esquina con Balbino Orensanz
El de la Jota es un barrio obrero cuyo desarrollo vino de la mano de industrias que se fueron instalando desde los años 20 a lo largo de la avenida de Cataluña. Vivió su gran crecimiento con los años del desarrollismo y la creación del Polígono de Cogullada en los años 60. Dentro de lo que hoy es el centro del propio barrio trasladó sus instalaciones, en 1962, Laguna de Rins una gran empresa de Zaragoza, que llegó a contar con más de 600 trabajadores.
En la actualidad conforma una extensa área en la que viven más de 35.000 vecinas y vecinos y con una clara tendencia al crecimiento. A pesar de ser una de las zonas más consolidadas de Zaragoza, su inventario de arte público es escaso. El poco que hay o está desaparecido -como el monumento al Royo del Rabal, de Carlos Ochoa- o ha costado décadas que se terminara, como el reloj de Sol del Parque de Oriente.
Sin embargo, esto no ha impedido que sus gentes, en uno de los barrios más reivindicativos de Zaragoza, pintaran un grafiti dedicado a la lucha obrera. La pintura en cuestión bien podría entrar en la consideración de “Street Art”. Se encuentra en una tapia de bloques de hormigón en la calle Manuel Viola, casi esquina con Balbino Orensanz. Fue realizado en 1993 por “Basque” con colaboración de su hermano Ricardo, con boceto de “Antonio Martínez”, como recuerdo y apoyo a ese espíritu trabajador del barrio, tan vinculado con su historia. Está realizado con pintura en aerosol y ocupa una superficie aproximada de unos 12,50 m2 (5m de largo por 2,5 de alto).
Como hemos comentado, es una de las únicas obras de arte público, y de carácter social, existente en el barrio y sería deseable -y posible- su conservación y protección. La valla sobre la que está esta pintura está a punto de ser derribada. Sin embargo, sería relativamente sencilla la conservación del lienzo de muro sobre el que está el grafiti, ya que justo en la mitad hay un pilar. Los bloques de hormigón de este tipo son relativamente fáciles de cortar con una sierra amoladora, con lo que, añadiendo unos pilares en los extremos, sería sencilla la conservación de esa pintura referente en el barrio.
Una vez conservada, se deberían realizar las operaciones precisas para su protección, sobre todo frente a la colonización vegetal y a otras pintadas que se pudieran realizar). En general la pintura está en bastante buen estado, salvo la frase de la línea inferior que resulta prácticamente ilegible.
Consideramos que la conservación de este símbolo para el barrio de la Jota y, en general, para la clase obrera está en buen estado de conservación y su salvación y mantenimiento es plenamente factible sin suponer un coste elevado y dotaría al barrio de un recurso cultural de los que está tan carente.
Este mural, junto a la calle 11 de Julio, son los dos hitos representativos de la línea de vida del barrio. La calle 11 de Julio alude al origen (vaquero o ganadero) y agrario del barrio, con sus vaquerías, cuadras de ganado y sus torres agrícolas; y el Mural de la calle Manuel Viola, a la segunda parte de la historia, con la llegada de los inmigrantes de los pueblos a trabajar en las fábricas y talleres del entorno de la Avenida Cataluña y del propio barrio.
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