Comunicado de las Asociaciones Vecinales de La Jota y Ríos de Aragón, ante el abandono de la Avenida Cataluña y el derecho de todos los vecinos y vecinas a una movilidad segura y a vivir en un entorno digno
Todo es Zaragoza: estamos hablando de dos kilómetros de un vía urbana que se encuentra a 1,1 km de la plaza del Pilar…
Son ya excesivos años negociando, moviendo papeles para nada, jugando con proyectos que nunca se terminan…
¿Cuántos intereses privados se pueden esconder en esta enorme zona tan céntrica de Zaragoza, para que nadie quiera defenderla?
Los gobernantes son importantes en el paisaje: para hacerlo bonito o para destrozarlo. La cuestión es que los vivimos en el paisaje, somos los vecinos y vecinas. (Interpretando a Labordeta, revista Desnivel, 1998).
Zaragoza tiene diversas cicatrices urbanas que hay que resolver con urgencia por los muchos años que llevan sin la atención municipal necesaria. Se resolvió la avenida de Madrid, se va a resolver Tenor Fleta, pero queda siempre sin solución la famosa y muy negociada avenida Cataluña. Son ya excesivos años negociando, moviendo papeles para nada, jugando con proyectos que nunca se terminan y que van quedando en abandonos constantes, cuando no en simples juegos de mover partidas de presupuestos, donde siempre sale perdiendo la zona de la avenida Cataluña.
Desde la plaza Mozart hasta el puente del Gállego el desorden urbano es más que patente, con un urbanismo discontinuo, a veces industrial, otras de viviendas urbanas sin continuidad, otras con proyectos que nunca terminan de cuajar, y donde el negocio privado y público juega a tener remanentes de suelo en una zona céntrica de Zaragoza para sus juegos de fichas.
Ahora le ha vuelto a tocar otra vez a la avenida Cataluña perder lo presupuestado. Dicen de retrasarlo otra vez más cuando eso ya ha sucedido tantas veces que produce sonrisas por no decir ascos, y dejar toda esa zona abandonada, perdiendo lo poco que se había iniciado sin continuidad. En este caso, el proyecto de reforma empezó perdiendo 600.000 euros en el 2019, que pasaron a ser 400.000 en el 2020, y de ahí a cero, para llegar a 2021, con 200.000 euros que no permiten continuar de forma seria la reforma y que incluso la prensa da como perdidos antes de su aprobación.
Nadie confía ya en los próximos plurianuales de 2022, donde aparecen varios millones de euros para su reforma, cuando no son capaces si quiera de rematar el diseño del proyecto, con el que llevan más de un año, contando, reduciendo y eliminando las partidas de cada año como hemos señalado. No hay voluntad política, hay voluntad de arrojar el balón cada vez más lejos para una reforma que se nos antoja cada vez más difícil y lejana.
La avenida Cataluña es una brecha urbana e industrial, que desde la Plaza Mozart está viendo como la mezcla de servicios industriales y urbanos representa un peligro constante, aun más desde la construcción del supermercado Mercadona. Se solicitó un semáforo en la avenida a la altura del número 101, al otro lado del cruce de Felisa Galé, para pacificar el tráfico de mercancías industriales de camiones de gran tonelaje que entran al polígono de Cogullada. Se dijo que no al semáforo que serviría para dar seguridad a los vecinos de la zona. Tampoco se avanza en ordenar toda la zona de los impares entre la Plaza Mozart y la Z-30. No se ha querido continuar con las mejoras urbanas, proyectadas desde el gobierno municipal de ZEC, desde la Z-30 hasta el Puente del Gállego, con asignaciones previstas en plurianuales pero que, como hemos recordado, en nada se han cumplido.
Toda esta zona, desde la Plaza Mozart y la Z-30 hasta Santa Isabel está contemplada en el desarrollo urbano como un espacio discontinuo, con claras reminiscencias industriales a las que se han tenido que acomodar los vecinos. Parte depende del Barrio de La Jota, parte es un espacio urbano que administrativamente depende del Polígono de Cogullada, otra gran zona que ha sido defendida siempre (hoy ya con gran cansancio y hastío) por los vecinos de la avenida Cataluña. Pero todo es Zaragoza y estamos hablando de dos kilómetros de un vía urbana que se encuentra a 1,1 km de la plaza del Pilar. ¿Cuántos intereses privados se pueden esconder en esta enorme zona tan céntrica de Zaragoza, para que nadie quiera defenderla?
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