La Asociación de Ex-concejales Democráticos de Zaragoza ha otorgado el premio «3 de Abril», como mejor iniciativa cultural celebrada en nuestra ciudad, a «Los 25 años “Festival Jazz al Margen”, de la Asociación Vecinal Arrabal». Rafael Tejedor, presidente de la entidad vecinal ha recibido hoy el galardón
Los Premios “3 de Abril”, cuyo nombre recuerda la fecha de 1979 en la que se celebraron los primeros comicios municipales en la España democrática, se otorgan a aquellas iniciativas más sobresalientes que, a lo largo del año anterior, se hayan llevado a cabo en tres ámbitos fundamentales de la vida ciudadana: el urbanismo y la arquitectura, la cultura, y el trabajo social. Concedidos desde 2005, se han convertido en un referente en la vida social y pública de Zaragoza. El premio tiene una importante carga simbólica, ya que no supone el devengo de una cantidad económica, sino el reconocimiento y el prestigio social que va a comportar ante la opinión pública.
Con la concesión este año al Festival Jazz al Margen, la Asociación de Ex-concejales pretende premiar «la colaboración de una asociación vecinal con entidades culturales y el servicio de Participación Ciudadana del Ayuntamiento zaragozano en iniciativas que establecen lazos vecinales desde la cultura». Enhorabuena, pues, desde todo el movimiento vecinal a Rafael, la Asociación Vecinal Arrabal Tío Jorge, y al Festival Jazz al Margen, sus organizadores y colaboradores.
Rafael Tejedor recibe el premio a Los 25 años “Festival Jazz al Margen” de la AV. Tío Jorge-Arrabal
Los otros dos premiados en la edición de este años han sido: las obras de terminación y equipamiento de la nave occidental del Centro Cultural SaLvador Allende (antiguo Matadero municipal), del arquitecto, Fernando Fernández Lázaro, y promovidas por el Ayuntamiento de Zaragoza, en Urbanismo y Arquitectura; y la sala de cine del Hospital Universitario Miguel Servet de zaragoza de la Fundación Alfonso Sesé Tena en Trabajo Social. También ha recibido un premio extraordinario al hotel Ilunion Romareda, como reconocimiento a su contribución desinteresada durante la crisis sanitaria, que puso sus instalaciones a disposición del Gobierno de Aragón y de los servicios de salud, acogiendo al personal sanitario.
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