Manifiesto de la Comisión de la Mujer de la FABZ leído en la concentración contra las violencias machistas 05-10-2021
La Comisión de la Mujer convoca cada primer martes de mes una concentración en la plaza de España de Zaragoza para protestar por las violencias machistas. A continuación, reproducimos el comunicado leído en octubre de 2021:
¡¡Estamos hartas!!
Hartas de sentir miedo cuando volvemos a casa, cuando nos cruzamos solas con algún hombre, cuando nuestras hijas, hermanas, amigas, sabemos que van a volver solas!
Cansadas de hacer sentir mal a algunos de esos hombres con los que nos cruzamos, porque no sabemos que piensan ni qué intención tienen. Porque ellos también son padres, hermanos, hijos, amigos nuestros.
Sabemos y somos conscientes, que no todos los hombres son iguales y que muchos de ellos tb sufren y están hartos de vivir estas situaciones.
Solo pedimos vivir nuestras vidas como nosotras queramos y ser respetadas en nuestros trabajos, en nuestras escuelas, en nuestras calles, en las calles que son de todas y todos!
Esta situación no puede perdurar durante más tiempo, no podemos levantarnos todos los días oyendo cómo alguna de nuestras compañeras ha sufrido acoso, violaciones, o ha sido asesinada por el mero hecho de ser MUJER, entonces la rabia y el miedo vuelven a invadir ¡nuestros cuerpos!. Esos cuerpos que son nuestros y solo nosotras tenemos derecho a decidir sobre ellos.
Cansadas de esta situación, solo pedimos respeto e igualdad y seguiremos luchando porque algún día dejemos de concentrarnos por este motivo, porque…
¡NOS QUEREMOS VIVAS!
También han querido compartir un artículo muy interesante por el tema, publicado en el diario Público:
«Eché a correr para no perder el ascensor en una estación cualquiera de Renfe. Una mujer, de unos cincuenta años, ya estaba dentro cuando llegué agitada. Son, más o menos, las nueve de la noche de un lunes.
– ¡Qué susto! Pensaba que eras un chico.
Un pequeño salto, un pequeño susto, acompañan el comentario. Cuánto patriarcado en 32 caracteres sin espacios. No dije nada porque no supe qué decir. Sonreí, pero no fue mi sonrisa lo que le tranquilizó. El miedo desapareció de la escena en cuanto fue consciente de que la persona con la que iba a compartir esos segundos de viaje en aquel ascensor también era una mujer. No me dio tiempo a explicarle que yo no me siento cómoda en esa afirmación. No le dije tampoco que lamento profundamente el mundo que nos ha tocado vivir a las dos […]
Andrea Momoito
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