Representantes de medios de comunicación aragoneses han suscrito un protocolo por medio del cual se comprometen a contribuir, a través de las informaciones, a formar opiniones éticas y una conciencia crítica colectiva que eviten cualquier justificación de la violencia machista.
La lectura del protocolo ha servido para clausurar las jornadas “Información y Violencia Machista”, organizadas por la Asociación de Periodistas de Aragón y el Ayuntamiento de Zaragoza, con el objetivo de analizar el papel de los medios de comunicación en el tratamiento de la violencia machista.
Antes de la clausura, el presidente de la Asociación de la Prensa aragonesa, José Luis Trasobares, ha señalado que el objetivo de estos debates no es dotar a los periodistas de fórmulas para el tratamiento de la información sino de “generar un subsuelo” que les permita discernir entre lo que es y no es correcto en cada caso, evaluar “cuándo es necesario dar unos datos u otros” o “poner el acento en una cosa u otra”.
No obstante, ha advertido de que los medios de comunicación “si estamos aquí es porque tenemos cara y ojos” pero, sin embargo, “b” sino que hay otros sectores como el videoclip, la publicidad, la pornografía o las redes sociales que “están copando un espacio en la comunicación que tiene una b.
Violación de derechos humanos
A pesar de ello, los medios aragoneses han adoptado una serie de compromisos como en el caso de un asesinato machista introducir una imagen gráfica o una cuña de radio contra el maltrato y la violencia machista y a difundir ampliamente todas las acciones de repulsa que se lleven a cabo en respuesta a esta muerte.
En el ámbito del tratamiento informativo, de acuerdo con el protocolo, los medios tratarán la violencia machista como una violación de los derechos humanos y un atentado contra la libertad y dignidad de las personas y no confundir el morbo con el interés social para evitar el sensacionalismo, para lo que se aconseja no recurrir a un cierre emotivo o una apertura sensacionalista.
En lo referente al contenido, los medios deberán contrastar las noticias e informar con datos fidedignos mediante una rigurosa investigación y contraste antes de contextualizar la noticia como violencia machista.
Según este protocolo, recurrir constantemente al testimonio del vecindario, que valora el tema más según sus referencias culturales que como fuente, “sirve para magnificar el estereotipo” por lo que se considera más fiable consultar opiniones de expertos, sentencias judiciales y presentar campañas de información y prevención.
Evitar los estereotipos
También se ve importante destacar los antecedentes: denuncias previas, los procesos judiciales pendientes, y las órdenes de alejamiento infringidas.
Se aconseja diferenciar la información sobre violencia machista de una noticia convencional y no presentar las agresiones machistas como casos o sucesos aislados para evitar reducir el problema a un hecho concreto y dar una idea limitada y sesgada de lo que es la violencia machista.
Se deberá huir de los estereotipos de marginalidad referentes a la nacionalidad, cultura o creencias de las personas implicadas y definir claramente la figura del agresor, pero controlando el contenido de la información.
En este sentido se advierte de la necesidad de extremar la cautela en los casos en que no haya una culpabilidad manifiesta, ya que un error de identidad puede tener consecuencias imprevisibles, entre otros.
También se debe respetar la dignidad de la víctima, no criminalizarla, preservando su identidad, respetando su integridad moral y procurando que su testimonio ayude a otras mujeres.
En el ámbito del entorno de la víctima se aconseja tener especial celo en el tratamiento informativo con las víctimas menores de edad.
Por último, los medios deberán utilizar un lenguaje puramente informativo y con una dosis de sensibilidad hacia el problema con especial atención a adjetivos que exculpan al agresor como “celoso” o “bebedor” y aquellos que tienden a la culpar a la víctima como “salía con amigas a todas horas”, “tenía un amante”, etcétera.
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