La periodista Leyre Ruiz se hace eco en HERALDO.ES de las dificultades de las asociaciones vecinales de la FABZ para continuar con sus habituales actividades culturales y recreativas por las restricciones de aforo impuestas por la pandemia
Las nuevas restricciones merman los ingresos de los colectivos vecinales
Algunas asociaciones han optado por adaptar sus actividades y cursillos al nivel 3 de alerta, mientras que otras han decidido suspenderlas debido a las pérdidas económicas que les ocasionan
LEYRE RUIZ 31/10/2020
Octubre suele ser el mes en el que las asociaciones vecinales ponen en marcha sus actividades y talleres tras el parón veraniego. No obstante, este año está siendo atípico y las nuevas restricciones impuestas para controlar la pandemia han puesto en peligro la continuidad de muchos de sus cursos.
Algunos colectivos siguen adelante con su programación -limitada al máximo en cuanto a aforos-, pero otros han optado por cancelarla o posponerla hasta que la situación mejore. Este último caso es el de Valdespartera, que ha decidido dejar los cursos deportivos para más adelante. “Habíamos programado varias actividades y nos estaba costando un poco más de lo habitual que la gente se apuntara. Esto ha sido un jarro de agua fría”, comenta Adolfo Lahoz, presidente de la Asociación de Vecinos Los Montes de Valdespartera.
En este barrio, la Casa de Juventud y Sur Infancia se han reconvertido en servicios online para que los más pequeños del barrio tengan una alternativa, aunque inevitablemente la situación recuerda a la vivida en marzo. “Esto pone en peligro la subsistencia de todo el tejido vecinal. Sin ayudas no podemos trabajar y la gente sigue necesitando esos servicios, por lo que es imprescindible prestarlos”, considera Lahoz.
Una decisión similar ha tomado la Asociación Vecinal de Parque Goya, cuyas actividades y talleres “están totalmente suspendidos”. Por el momento, el colectivo únicamente mantiene el servicio Goya Joven que se presta en la Casa del Barrio con un aforo máximo de seis personas, incluido el monitor.
Otras asociaciones, como la de Tío Jorge-Arrabal, han apostado por continuar ofreciendo sus clases aunque de forma muy restringida. Los alumnos comenzaron a inscribirse el pasado 14 de octubre y tan solo unos días después, los cursos tuvieron que reformularse. “No lo esperábamos. Hay mucha gente que se ha tenido que quedar fuera de los cursos porque con un aforo de 6 personas no nos salen las cuentas”, señala Rafael Tejedor, presidente de esta entidad.
Tejedor asegura que dar clases en estas condiciones supone “perder dinero”, pero estudiarán cómo evoluciona la situación antes de adoptar otras medidas. “Si hay una evolución positiva de aquí a enero y pueden volver a la normalidad, volveremos a ampliar los cursos. Si seguimos igual nos veremos obligados a suspenderlos”, lamenta.
En la Asociación de Vecinos Actur-Rey Fernando han puesto cifras a las pérdidas ocasionadas por la covid-19 en lo que va de pandemia, y calculan que han dejado de ingresar unos 4.800€ en lo que va de año. De ellos, 2.600€ corresponden a las devoluciones de la parte proporcional de las cuotas de las personas que no han podido cursar las actividades debido a las restricciones. Los talleres de esta asociación sí continúan, aunque con el aforo limitado que establece la normativa.
Desde la Federación de Asociaciones de Barrios de Zaragoza (FABZ) admiten que hay una gran preocupación por cómo desarrollar las actividades de las asociaciones de forma segura y lamentan que muchas de ellas hayan tenido que suspenderse. “Muchos talleres eran una solución para gente que no tenía acceso a otro tipo de formación”, comenta Manuel Arnal, su presidente.
Por este motivo, la FABZ ha trasladado al concejal de Participación Ciudadana del Ayuntamiento de Zaragoza, Javier Rodrigo, su inquietud por “la viabilidad futura de todas estas actividades, por la falta de ingresos atípicos de las asociaciones y por el futuro de los monitores, cuya inmensa mayoría son autónomos”. En este sentido, Arnal valora “muy positivamente” la exención de tasas anunciada por el consistorio para el uso de instalaciones en los centros cívicos, pero considera que “hay que hacer un esfuerzo económico complementario de apoyo al tejido asociativo”.
Rodrigo, por su parte, asegura que desde la consejería tienen “agotado el margen de maniobra” y que la exención de tasas llega precedida por otras medidas. “Hemos cambiado las regulación de las bases de las subvenciones para entidades y hemos hecho modificaciones de crédito dentro de las Juntas de Distrito. El problema es que las asociaciones están sometidas a grandes restricciones de aforo y ahí no podemos hacer nada”, concluye.
FOTO: Heraldo
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