El Periódico de Aragón publica a toda página en su edición del domingo 8 de septiembre, un artículo de Pedro Arrojo sobre la Bajada del Canal, desde las primeras ediciones de los años 80 y su devenir a lo largo de los años hasta el presente en la que se anuncia un «reventón participativo… »
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En los 80 vivíamos en un octavo desde el que se dominaba el Canal. En la tranquilidad de un domingo por la mañana nos llegaron ecos de un jaleo festivo inesperado. Nos asomamos y, en efecto, se veía un grupo de gente en la orilla del Canal y lo que parecían un par de balsas.
Bajamos a ver y allí estaban nuestros queridos Titis, nuestras juventudes del barrio, a modo de náufragos, en un par de balsas, bajando al ritmo de la corriente, mientras desde la orilla, la Banda del Canal, que por entonces funcionaba con chuflainas, amenizaban…, no se sabía qué. La gente se acercaba y preguntaba qué era aquello, a lo que la respuesta que corría era «… no sé, ni idea …». En efecto, no había ni una pancarta, ni una hoja, ni siquiera un megáfono con el que alguien explicara de qué iba aquello.
Así empezó la Bajada del Canal, como una iniciativa de la Asamblea Ecologista, que la Asociación de Vecinos de Venecia acogió y dio vida.
La reivindicación que nació aquel día era recuperar el Canal como espacio urbano para el disfrute de la gente, idea que fue enriqueciéndose con los mimbres y propuestas de Mariano Mérida, verdadero padre intelectual de esta movida ciudadana. Gracias a él, en el barrio, supimos sobre el extraordinario valor patrimonial de esa obra del siglo XVIII, pionera de la ingeniería hidráulica a nivel internacional; aprendimos que fue diseñada fundamentalmente para transportar barcos y mercancías, aunque décadas después, con la irrupción del ferrocarril, acabara transportando agua para las huertas y para Zaragoza; entendimos el valor ambiental de ese río artificial naturalizado, con su bóveda forestal y el pasillo verde que genera. Y sobre esa base se fue elaborando el Plan especial del Canal.
LAS JUVENTUDES DE «TORRERO»
Pero si Mariano Mérida fue el padre intelectual de la Bajada, el motor lo pusieron Javier Grasa, el Titi, Raúl, Chema, Amparo, Rosa, Mariajo, Juancho, Pili, Gloria y tantos otros, que tomaron el relevo de mi generación al frente de la Asociación de Venecia. Eran nuestras juventudes de Torrero, cuando, siendo jóvenes nosotros, aunque menos que ellos, en los 70, organizamos aquellos clandestinos comités de barrio. Un relevo que fue capaz de combinar, desde un espíritu libertario, compromiso vecinal, radicalidad solidaria y humor ciudadano. Desde entonces, año tras año, la Bajada viene siendo expresión genuina de esta forma de hacer ciudadanía que ellos pusieron en marcha…
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