Cuatro años después de su aprobación, queda mucho por implementar del PMUS y por más por mejorar de la movilidad en Zaragoza, cuya situación analizamos en este artículo
Han pasado 4 años desde la aprobación del Plan de Movilidad Urbana Sostenible (PMUS), instrumento de planificación que pretendía conseguir en 8 años implementar 14 estrategias de ciudad para conseguir una movilidad segura y saludable, accesible, intermodal y eficiente. Era y es un buen documento vigente todavía y pendiente de hacer un riguroso balance de su desarrollo y vigencia. A vuela pluma, las líneas fundamentales están todavía por desarrollar o han sufrido tímidos avances, en aspectos como itinerarios peatonales preferenciales, accesibles y seguros, una red ciclable completa que incentive el uso de este vehículo en una ciudad que por sus características orográficas (cuestas a parte de mi querido distrito de Torrero-La Paz) es muy apta para este medio de locomoción, y que estaría llamada a ser referente en el Estado en esa movilidad sostenible, como ya lo fue en su día en el desarrollo de carriles y promoción de la bicicleta, por lo que estamos expectantes con el último anuncio de la futura ampliación del red “Bizi” a todos los barrios y con bicicletas eléctricas. Lo hemos repetido hasta la saciedad: hace falta un transporte de alta capacidad en el eje Este-Oeste, y dotar de más intercambiadores, con amplias zonas con tráfico privado reducido en zonas de bajas emisiones, peatonalizaciones, etc., entre otras medidas.
Tras la pandemia y la crisis energética se abrió una ventana de oportunidad para el cambio a la movilidad eléctrica y la implementación de muchas de las medidas antes mencionadas, pero esa oportunidad se ha convertido en un retroceso por obra y gracia de una política errática, timorata y cuando no regresiva en los planteamientos del PMUS. A saber, del estrambote de anunciar por la consejera de movilidad y hoy alcaldesa, la inmediata puesta en marcha de los “trambus”, pasando a desistir de la financiación europea para la línea 2 del tranvía, y por señalizar una timorata zona de bajas emisiones todavía por hacerse verdaderamente efectiva. Todo esto aderezado con el fiasco de concesiones de patinetes de alquiler y otras ocurrencias.
Es tremendo que la empresa que ha sometido a los ciudadanos a más de 600 días de huelga (y lo que te rondaré) además de varios vehículos incendiados, incontables averías, baja calidad del servicio…, sea premiada con la prórroga de la concesión, convirtiendo la amortización de los vehículos e instalaciones financiadas con fondos europeos en una coartada para mantenerla durante 4 años más, decisión adoptada en plena canícula con la ciudadanía de vacaciones y sin capacidad de crítica, participación y debate de esta decisión mientras los vehículos se paraban averiados por las altas temperaturas. Otra medida que sería necesaria es la de una gran plataforma intermodal en los terrenos del entorno de la estación del Portillo en donde autobuses urbanos, y del área metropolitana, ferrocarril y ¿por qué no? el futuro tranvía, por el contrario se planteó por el equipo de gobierno en campaña electoral un “fiestódromo”.
Los anuncios incumplidos de la necesaria reorganización de líneas, el anunciado parche de prolongación de algunas y modificación de tiempos de recorrido, la electrificación total de la flota de autobuses fiada a más allá del actual mandato de esta corporación y concesión prorrogada, y todo ello con unos nuevos desarrollos urbanísticos con barrios que crecen y necesitan ya un buen servicio público de transporte, a lo que se añade que las líneas del bus urbano que atraviesan la ciudad desde un extremo a otro, por su largo recorrido entre esos barrios distantes y el centro, requieren de una seria revisión del servicio que se presta, así como el servicio nocturno entre semana, incluyendo sábados, que se tiene que acompasar a los horarios laborables, y todo ello con unas marquesinas suficientes que resguarden de las inclemencias del tiempo. Sin olvidar el efectivo control municipal y estricto cumplimiento las condiciones de servicio de las concesiones, del bus, tranvía, patinetes, etcétera.
Ya dijimos en el pleno sobre movilidad justo antes de la campaña electoral, que nos acercábamos a la “tormenta perfecta” en materia de movilidad en la ciudad. La pregunta a contestar es: ¿cuántos autobuses urbanos, de empresa, interurbanos, vehículos de mercancías y vehículos privados, caben a la vez en el eje Paseo María Agustín-Paseo Pamplona-Plaza Paraíso? Y todo ello coexistiendo además, con vehículos de movilidad personal con carril segregado y una verdadera zona de bajas emisiones. La respuesta es que sin un transporte de alta capacidad y restricción del vehículo privado por muy eléctrico que sea, esa vía principal va hacia el permanente colapso en horas punta y, por cierto, con miles de peatones pendientes del cruce del Paseo de la Constitución en esperas interminables.
Los vehículos eléctricos ya sean coches o de movilidad personal, no son la única solución por muy sostenibles que sean. Un transporte público eficiente, eficaz y de buena calidad, junto con los desplazamientos peatonales y en bicicleta, la ordenación del reparto de mercancías, disminución el desplazamiento en vehículos privados de los trabajadores y trabajadoras a los polígonos industriales y áreas comerciales, una mayor efectividad semafórica, etcétera, requieren de decisiones a adoptar en un corto plazo. La solución vuelve a ser la aplicación del vigente PMUS con sus medidas, y si hace falta revisarlo y actualizarlo, hágase con el consenso con el que nació en su día. En conseguir ese consenso participará la FABZ como ya lo hizo en su día.
Juan Manuel Arnal Lizarraga
Presidente de la FABZ
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