Cómo se vive sin luz ni agua caliente en pleno centro de Zaragoza
La Asociación de Vecinos Lanuza-Casco Viejo organiza un encuentro para tratar la pobreza energética y sus consecuencias para la salud
«Sabía, cuando partí, que las cosas no iban a ser fáciles, pero no esperaba que la calefacción fuera una de ellas», dice una de las asistentes
«Sabemos que no hay soluciones inmediatas pero con todo esto lo que buscamos es un compromiso político», explica el presidente del colectivo vecinal
Álvaro Castrillo Schneiter – Zaragoza – 03/06/2019
Servicios básicos como el acceso a la electricidad o al agua caliente se dan por sentados, pero en Zaragoza «elegir» encender la calefacción o asumir que el agua de la ducha es fría son realidades en los barrios en los que se concentran los hogares con menos ingresos.
Este pasado mes de mayo tuvo lugar el CSC Luis Buñuel un encuentro vecinal organizado por la Asociación de Vecinos Lanuza-Casco Viejo para tratar la problemática de la salubridad en las viviendas del barrio, enfocado a un tema concreto: la falta de agua caliente y electricidad y sus consecuencias para la salud de las personas.
El encuentro comenzó con dos testimonios. En primer lugar, Giselle García, que vino hace menos de un año desde Nicaragua. Expuso lo que le había supuesto vivir sin electricidad, y por extensión, sin calefacción, tras su llegada a España. «Sabía, cuando partí, que las cosas no iban a ser fáciles, que tendría que optar por cualquier trabajo que se ofreciera. Estos trabajos que no están muy bien remunerados hacen que tengas que ir restringiendo cosas para llegar a fin de mes, y una de las cosas en las que decidí recortar fue en electricidad. De los cuatro sitios en los que viví, solo uno tenía calefacción central».
Aplicarse este recorte eléctrico tuvo sus consecuencias: «Llegué a enfermar; la humedad de la casa, combinada con el frío, terminó por mandarme a la cama una semana entera». A la salud física se unió un problema de convivencia: «Mi compañera de piso tenía otra sensibilidad con el calor y nunca llegábamos a un acuerdo; es otro problema más».
Giselle no esperaba que la falta de electricidad fuera una de las estrecheces a la que se tendría que enfrentar en España. «Se trata de una pobreza invisible, nadie sabe si esta u otra persona está pasando frío en su casa… ¿Cómo saberlo si no se ve?». Su testimonio concluyó con una paradoja: «Vine de un país menos desarrollado donde la calefacción y la electricidad nunca me supusieron un problema y aquí, en el primer mundo, tengo problemas para acceder plenamente a estos servicios»…
Encuentro de la Asociación de Vecinos Lanuza-Casco Viejo en el Centro Social Luis Buñuel. FOTO: Juan Manzanara / Zaragoza
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